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18-03-2021
Los caminos escolares mejoran la calidad de vida y bienestar de las niñas y los niños, también en época de pandemia
La Red de Ciudades de los niños y las niñas de Euskadi, Haurren Hirien Sarea, ha elaborado junto a personal técnico de la Dirección de Salud Pública y Adicciones de Gobierno Vasco y la Universidad del País Vasco, un documento que recoge los beneficios de los Caminos Escolares frente a la pandemia.
. La Red de Ciudades de los niños y las niñas de Euskadi - Haurren Hirien Sarea- junto personal técnico de la Dirección de Salud Pública y Adicciones del Gobierno vasco, e investigadores del grupo Kide-on de la Universidad del País Vasco han promovido un documento que aúna conocimientos y recoge las diversas razones por las que ir andando a la escuela con amigas y amigos cuenta hoy en día más sentido que nunca debido a la COVID-19.
El documento recuerda que la COVID-19 ha traído numerosos cambios a nivel social que han influido e influyen en la vida de la población infantil, por lo que ir caminando a la escuela se vuelve más importante. A pesar de las restricciones que tenemos que cumplir para evitar los contagios de la COVID, los niños y niñas deben seguir desarrollando sus capacidades y socializar, progresar en su autonomía, movimiento, habilidad espacial, habilidad crítica etc.
Por ello, es el momento de devolver la autonomía a la infancia, y los caminos escolares son una buena estrategia para conseguirlo. Ir caminando a la escuela fomenta la autonomía y movilidad de la infancia en la ciudad. De ahí que sea beneficioso a pesar de la pandemia.
El alumnado que va caminando a la escuela pone en práctica los hábitos de responsabilidad comunitaria. Se trata de una oportunidad para confiar en la infancia y dejarles recorrer las calles de su ciudad, con sus mascarillas, respetando la distancia de seguridad y en grupos reducidos con sus amigas y amigos. Es una manera segura de desplazamiento en tiempos de COVID-19, y a su vez, una de las mejores opciones para respetar los consejos sanitarios y prevenir los contagios entre el alumnado. No sólo porque se realiza al aire libre, sino porque de manera natural se crean grupos “burbuja”.
Fomenta la actividad física y las relaciones
En el documento se recuerda que ir andando a la escuela es una forma de realizar actividad física. Tal y como recomienda la Organización Mundial de la Salud, las personas de entre 5 y 17 años deben practicar como mínimo 60 minutos al día de actividades físicas de intensidad moderada, y desplazándose a la escuela se puede cumplir esta recomendación tan necesaria.
También consiste en una manera segura de relacionarse a pesar de la pandemia. Dirigirse a la escuela caminando proporciona a los niños y niñas un tiempo extra para interactuar con amigos y amigas, y fortalecer relaciones que son trascendentes para el desarrollo de la personalidad e identidad propia. Además, se trata de una actividad sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Cuantas más niñas y niños vayan caminando a la escuela, menos coches circularán innecesariamente por nuestras ciudades.
Otro aspecto beneficioso es reivindicar el papel de la comunidad. Los Caminos Escolares conforman un proyecto que se desarrolla y trabaja en clave comunitaria entre múltiples y diferentes agentes técnicos y políticos de distintas áreas municipales (movilidad, urbanismo, educación, juventud e infancia, etc.), centros educativos, padres y madres, niños y niñas, centros locales de salud, asociaciones, etc., en los que se fomenta la inclusión social y la red de relaciones de toda la comunidad.
En definitiva, el documento apunta lo necesario que es seguir apostando por proyectos como éste; siempre beneficiosos, y más aún en tiempos de pandemia. Por eso es tan importante articular estrategias para crear redes de acción y solidaridad donde intervenga la sociedad, y en la que se aprenda a convivir con la COVID-19.
Haurren Hirien Sarea
La Red de Ciudades de los niños y las niñas de Euskadi, Haurren Hirien Sarea, promovida por Innobasque, es una iniciativa ligada al proyecto de La Ciudad de los niños y las niñas (La citta dei bambini) de Francesco Tonucci, proyecto político para transformar la ciudad desde el parámetro de “lo niño”.
En la Red - abierta a la participación de otros municipios- trabajan los Ayuntamientos de Amorebieta, Arrasate, Bakio, Balmaseda, Bilbao, Derio, Durango, Erandio, Ermua, Gatika, Larrabetzu, Leioa, Sopuerta, Tolosa y Zumaia, con el propósito de restaurar nuestras comunidades como entornos de aprendizaje saludables participados e inclusivos.
El documento se puede leer íntegramente aqui
El documento recuerda que la COVID-19 ha traído numerosos cambios a nivel social que han influido e influyen en la vida de la población infantil, por lo que ir caminando a la escuela se vuelve más importante. A pesar de las restricciones que tenemos que cumplir para evitar los contagios de la COVID, los niños y niñas deben seguir desarrollando sus capacidades y socializar, progresar en su autonomía, movimiento, habilidad espacial, habilidad crítica etc.
Por ello, es el momento de devolver la autonomía a la infancia, y los caminos escolares son una buena estrategia para conseguirlo. Ir caminando a la escuela fomenta la autonomía y movilidad de la infancia en la ciudad. De ahí que sea beneficioso a pesar de la pandemia.
El alumnado que va caminando a la escuela pone en práctica los hábitos de responsabilidad comunitaria. Se trata de una oportunidad para confiar en la infancia y dejarles recorrer las calles de su ciudad, con sus mascarillas, respetando la distancia de seguridad y en grupos reducidos con sus amigas y amigos. Es una manera segura de desplazamiento en tiempos de COVID-19, y a su vez, una de las mejores opciones para respetar los consejos sanitarios y prevenir los contagios entre el alumnado. No sólo porque se realiza al aire libre, sino porque de manera natural se crean grupos “burbuja”.
Fomenta la actividad física y las relaciones
En el documento se recuerda que ir andando a la escuela es una forma de realizar actividad física. Tal y como recomienda la Organización Mundial de la Salud, las personas de entre 5 y 17 años deben practicar como mínimo 60 minutos al día de actividades físicas de intensidad moderada, y desplazándose a la escuela se puede cumplir esta recomendación tan necesaria.
También consiste en una manera segura de relacionarse a pesar de la pandemia. Dirigirse a la escuela caminando proporciona a los niños y niñas un tiempo extra para interactuar con amigos y amigas, y fortalecer relaciones que son trascendentes para el desarrollo de la personalidad e identidad propia. Además, se trata de una actividad sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Cuantas más niñas y niños vayan caminando a la escuela, menos coches circularán innecesariamente por nuestras ciudades.
Otro aspecto beneficioso es reivindicar el papel de la comunidad. Los Caminos Escolares conforman un proyecto que se desarrolla y trabaja en clave comunitaria entre múltiples y diferentes agentes técnicos y políticos de distintas áreas municipales (movilidad, urbanismo, educación, juventud e infancia, etc.), centros educativos, padres y madres, niños y niñas, centros locales de salud, asociaciones, etc., en los que se fomenta la inclusión social y la red de relaciones de toda la comunidad.
En definitiva, el documento apunta lo necesario que es seguir apostando por proyectos como éste; siempre beneficiosos, y más aún en tiempos de pandemia. Por eso es tan importante articular estrategias para crear redes de acción y solidaridad donde intervenga la sociedad, y en la que se aprenda a convivir con la COVID-19.
Haurren Hirien Sarea
La Red de Ciudades de los niños y las niñas de Euskadi, Haurren Hirien Sarea, promovida por Innobasque, es una iniciativa ligada al proyecto de La Ciudad de los niños y las niñas (La citta dei bambini) de Francesco Tonucci, proyecto político para transformar la ciudad desde el parámetro de “lo niño”.
En la Red - abierta a la participación de otros municipios- trabajan los Ayuntamientos de Amorebieta, Arrasate, Bakio, Balmaseda, Bilbao, Derio, Durango, Erandio, Ermua, Gatika, Larrabetzu, Leioa, Sopuerta, Tolosa y Zumaia, con el propósito de restaurar nuestras comunidades como entornos de aprendizaje saludables participados e inclusivos.
El documento se puede leer íntegramente aqui
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